¿Cómo se pronostica el tiempo?
Las condiciones meteorológicas y el cielo son para un piloto lo que el océano y las olas son para un marinero. Conocer la meteorología desempeña un papel importante para garantizar que un avión pueda volar con seguridad del punto A al punto B.
El viento, la temperatura, la presión atmosférica y la visibilidad son factores importantes no sólo para el vuelo en sí, sino también para garantizar la puntualidad y la comodidad de los pasajeros. Por eso es crucial ser capaz de predecir las condiciones meteorológicas antes y durante un vuelo: sin embargo, a menudo oímos que hacerlo no es fácil e incluso existe la percepción de que es muy fácil equivocarse. En realidad hay mucha ciencia, mucha tecnología y muchos datos que se tienen en cuenta antes de un vuelo: averigüemos qué hay detrás de la previsión meteorológica.
Cómo recopilar datos para las previsiones meteorológicas
Empecemos por el principio: hay tres factores que determinan las condiciones meteorológicas, a saber,la energía, el movimiento (tanto horizontal como vertical) y lahumedad atmosférica.
Se trata de procesos físicos en los que la transformación de la energía durante los cambios de fase del agua (entre los estados sólido, líquido y gaseoso) se encuentra con las corrientes de viento y se ve influida por la humedad de la atmósfera. Estos tres factores se controlan para recopilar los datos que permiten hacer previsiones.
La forma más antigua, pero aún utilizada, de recoger datos es el uso de aerostatos o globos sonda que se lanzan al aire de forma sincronizada cada 12 horas en unos 800 emplazamientos de todo el mundo. Estos globos están equipados con sensores informatizados que comunican datos como temperatura, presión, humedad, velocidad y dirección del viento, y a veces otros datos, como las concentraciones de ozono. El globo se eleva hasta explotar por encima del nivel de 200 milibares, mientras que el instrumento de detección acoplado a él vuelve a descender con un paracaídas.
Otra parte de los datos la recogen los satélites, que, al proporcionar estimaciones de temperatura, humedad, velocidad del viento y otras variables, también permiten recopilar datos de los océanos y otras partes de la Tierra más aisladas y poco pobladas.
Hoy en día, los meteorólogos también dependen en gran medida de los radares, algunos de los cuales se encuentran en tierra y otros en satélites. El radar emite microondas que se reflejan en las gotas de agua de la atmósfera: cuando cambia el viento, las gotas de agua reflejan las microondas de forma diferente, revelando así un cambio en el tiempo.
Por último, disponemos de datos procedentes de boyas ancladas en el mar, que miden la temperatura del aire y del mar, la presión, la velocidad y dirección del viento, y la velocidad y altura de las olas.
El tratamiento de los datos se confía a continuación a algunos de los ordenadores más potentes del planeta: a escala mundial, tenemos tres grandes centros de análisis, en Washington, Moscú y Melbourne; a escala internacional, existen también centros como el de Reading (Inglaterra), que recogen los datos de los centros nacionales y los tratan en
«mapas».
que muestran los fenómenos meteorológicos en zonas concretas.
El proceso de previsión
En meteorología, la predicción más sencilla, aunque no obvia, consiste en afirmar que el tiempo de mañana será el mismo que el de hoy. La previsión meteorológica es, en realidad, un cálculo de lo que ocurrirá a continuación basándose en el tiempo que hace ahora. Pero no es tan sencillo cuando hay que hacer previsiones para periodos de tiempo de una semana.
La física y las matemáticas que subyacen a la meteorología se conocen desde principios del siglo XX, pero no ha sido hasta la invención de los ordenadores modernos cuando ha sido posible hacer previsiones con datos numéricos.
Al calcular la previsión, los ordenadores de los centros meteorológicos consideran inicialmente ventanas temporales de unos 30 segundos: partiendo de los datos recogidos de la situación meteorológica actual, hacen primero una previsión 30 segundos en el futuro. A continuación, utilizan el resultado como posición inicial y pronostican otros 30 segundos, lo que da lugar a una previsión de un minuto y así sucesivamente.
En cada una de estas etapas, los ordenadores calculan cuánto aire debe desplazarse de un cubo de aire a otro, cuánta humedad se desplaza con el aire, cuánto calienta el sol el suelo, etc. Los errores se acumulan gradualmente en los cálculos de las previsiones, de modo que cuanto más larga sea la previsión, mayores serán los errores. Por lo general, los primeros 3-5 días pueden predecirse con bastante fiabilidad.
¿Qué ocurre durante el vuelo?
Previsión meteorológica en mano, el piloto no sólo ve los datos antes del vuelo, sino también durante el mismo, gracias a las tecnologías de que dispone en el avión y a la información que le llega desde tierra.
Como ya hemos mencionado en otro artículo, todos los aviones llevan integrados
sistemas integrados de radar meteorológico
que suelen estar situados en el morro del avión.
A partir de la información recogida por el radar del avión y la comunicada por el personal de control aéreo, el piloto evalúa las condiciones meteorológicas actuales y realiza previsiones a corto plazo para calcular el rumbo a seguir. En vuelo, especialmente de noche y con mala visibilidad, hay que tomar decisiones a tiempo y la tecnología es un apoyo clave para garantizar un viaje seguro, cómodo y puntual.
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