¿Cómo funciona la presurización de un avión?
Estamos tan acostumbrados a la idea de volar dentro de un avión, que nunca reflexionamos sobre un aspecto fundamental: ¿cómo conseguimos respirar cómodamente incluso en la estratosfera, a 12.000 metros sobre el suelo?
Todo gracias a la sistema de presurización del avión: sin él, nuestra incapacidad para respirar a esa altitud nos haría perder pronto el conocimiento y nos llevaría a la muerte.
Para sobrevivir a gran altitud, es necesario bombear aire en el avión para que la presión interna sea lo suficientemente alta como para que los pasajeros puedan respirar.
¿Por qué molestarse en presurizar? ¿Por qué no elegimos volar más bajo?
Los aviones también pueden volar por debajo de los 12.000 metros, donde la presión atmosférica es de 0,68 atm o superior, pero esto implica algunos inconvenientes:
- sería difícil cruzar las cordilleras más altas;
- El mal tiempo suele producirse a altitudes más bajas;
- Los motores que suelen equipar los aviones son mucho menos eficientes a altitudes más bajas, lo que se traduce en velocidades de vuelo mucho más bajas y un consumo horario mucho mayor.
¿Cómo funciona un sistema de presurización?
El cuerpo del avión, el fuselaje, es un tubo alargado capaz de soportar una buena diferencia de presión de aire entre el interior y el exterior; piense en él como en una gran botella de plástico. Teóricamente, podríamos sellar la botella para que, a medida que el avión asciende, la presión del aire en su interior se mantuviera igual.
Sin embargo, no podemos hacerlo porque es difícil sellar perfectamente el enorme fuselaje de un avión y, aunque pudiéramos, los pasajeros consumirían rápidamente el oxígeno disponible. Por no hablar de la salubridad del aire dentro de un avión perfectamente sellado durante un vuelo largo. Además, al subir, se crearía una diferencia de presión tal entre el interior y el exterior del fuselaje que provocaría sin duda daños estructurales.
Un fuselaje es algo así como una botella de refresco con un agujero en la parte trasera: los sistemas de presurización bombean constantemente aire comprimido desde los compresores de los motores. Para controlar la presión interna y permitir la salida del aire interior, dos o más válvulas de salida situadas cerca de la cola del avión.
Las válvulas se controlan automáticamente mediante el sistema de presurización del avión. Si se necesita más presión en el interior de la cabina, la válvula se cierra. Para reducir la presión del habitáculo, la válvula se abre lentamente, dejando escapar más aire. De este modo, el sistema de presurización regula tanto la presión interna, es decir, la altitud de la cabina, permitiendo una estancia confortable para pilotos y pasajeros, como la presión diferencial, evitando así daños estructurales en el fuselaje.
Una de las ventajas de un sistema de presurización es el flujo constante de aire limpio yfresco que circula por el avión. El aire del interior del avión se cambia por completo cada dos o tres minutos, por lo que es incluso mucho más limpio que el aire de su casa u oficina.
Los sistemas de presurización están diseñados para mantener la presión dentro de la cabina entre 0,81 y 0,75 atm a altitud de crucero. En un vuelo típico, a medida que el avión asciende a 10.000 metros, el interior de la cabina corresponde a la altura entre 1800-2400 metros.
Puede que en este punto te estés preguntando «¿Por qué no mantener la cabina a 1 atm para simular la presión a nivel del mar?«. El avión debe estar diseñado para soportar la presión diferencial, que es la diferencia entre la presión del aire dentro y fuera del avión. Superar el límite de presión diferencial es lo que provoca el estallido de un globo cuando se infla en exceso.
Cuanto mayor sea la presión diferencial, más resistente (y pesado) deberá ser el avión. Es posible construir un avión que resista la presión a nivel del mar durante el crucero, pero requeriría un aumento significativo del grosor del fuselaje y, por tanto, del peso del avión. Una cabina entre 0,81 y 0,75 atm es un buen compromiso.
Consecuencias de volar en una cabina presurizada
El aire dentro de la cabina del avión tiene humedad muy baja. Durante un vuelo largo es importante beber mucha agua para mantenerse hidratado.
El consumo de alcohol, por su parte, debido a la deshidratación, pueden provocar efectos más notables y molestos. Si decide beber alcohol durante un vuelo, asegúrese de beber mucha agua y comer algo mientras disfruta de su cóctel.
Los alimentos también podrían tomar un sabor diferente o incluso puede resultar insípido. La escasa humedad de la cabina del avión y la baja presión atmosférica reducen el sentido del gusto y el olfato hasta un 30%. Las cocinas de las aerolíneas suelen añadir especias y condimentos adicionales a las comidas para compensar la «parálisis» de las papilas gustativas.
Durante el despegue, elaire del oído está a mayor presión que en la cabina, porque es un «residuo» del aire del suelo: el tímpano, la fina membrana que transmite las vibraciones de las ondas sonoras al oído interno, sobresale hacia el exterior. Bostezar, masticar, tragar, hablar, todo ello contribuye a que la presión dentro y fuera del oído alcance el mismo nivel.
Al aterrizar, la presión de la cabina vuelve a subir, mientras que la presión en el interior del oído se mantiene en el nivel de crucero. El tímpano es empujado hacia dentro, por lo que se producen los oídos taponados y la audición amortiguada. Masticar un caramelo, bostezar o beber ayuda a abrir las trompas de Eustaquio -los conductos que conectan el oído medio con la parte posterior de la nariz- y a equilibrar de nuevo la presión.
En resumen, si no hubiera un sistema de presurización, ¡no sería posible volar como estamos acostumbrados a hacerlo hoy en día!
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